viernes, 31 de agosto de 2012

La noche desde mi ventana.




La ciudad duerme mientras yo soy incapaz de dormir, entonces me asomo a la ventana y contemplo la ciudad a lo lejos, tendida, en calma por fin, más allá quedan las montañas con sus oscuras sombras, el cielo detrás débilmente iluminado por un último reflejo espectral de la luz del sol que reinará ya a estas horas otros lejanos continentes.
Percibo en ese momento la calidad planetaria de la tierra, sus movimientos, sus relaciones con el sol, la luna, las estrellas, los planetas, imagino un cosmos en permanente tránsito del cual somos una ínfima parte, y nos creemos el centro del mundo..., qué habrá más allá me pregunto, qué habrá detrás de tanto silencio, detrás de tanta oscuridad, detrás de tanta distancia.
Vuelvo con el pensamiento a la ciudad, ni una sola luz encendida, ni un sólo insomne más.
Soy raro hasta para dormir, es decir, no duermo, debo ser el único ser vivo del planeta que no duerme y pese a todo sobrevive, ni cansado estoy de no dormir, los días que más cansancio tengo son los que logro dormir.
Tampoco me alimento apenas, soy un espíritu y los espíritus no necesitamos más que ideas, me alimento de ideas, mi imaginación vuela con ellas lejos del mundo de los hombres a todas horas, yo veo algo concreto y en realidad estoy viendo algo diferente, algo que nadie ve, qué raro soy pienso a esas horas de la noche.
¿Seré de verdad un espíritu?
Por eso tal vez mi reino es la noche, como un vampiro.

el paseante


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