miércoles, 1 de febrero de 2012

El cuadro de la semana. Niño con pajarito.


Una urraca sujeta por un niño muy pequeño con un cordel atado a una pata, la urraca sostiene un papel en el pico, una jaula llena de pajarillos apoyada en el suelo a la izquierda del niño, y a su derecha tres gatos medio agazapados en la oscuridad vigilando atentos a la urraca con expresión de querer saltar sobre ella, tres gatos como tres buhos, con sus ojos como platos acechando al pájaro.
Mezcla el cuadro los sueños de la razón y los retratos de corte de Goya.
Encantadora, tierna e ingenua imagen de la niñez, llena de sensibilidad y delicadeza, rodeada de un halo de armonía, belleza y tranquilidad.
Es como si la magia del niño mantuviera estática una escena que mantiene contenida toda su energía.
Parece como si en cualquier momento los gatos fueran a desbaratar toda la paz del momento que capta el pintor, que inmortaliza en este precioso cuadro, original en el tratamiento de un retrato de un niño al recrear en torno de él la escena de sus juegos.
La infancia y los gatos, la infancia y los pájaros, la infancia y los juegos, la escena y la libertad creadora del niño que quiere apresar el mundo de su alrededor, llevarlo a su dimensión y crear con todo ello su propio mundo, un mundo a su medida.
Y la luz de cuadro, los diferentes planos de luz superpuestos, desde la luz del primer plano hasta la semioscuridad del plano final.
Nadie como Goya ha sabido pintar los retratos de niños, y es que un artista es siempre un niño y sabe por eso captar perfectamente la esencia de la niñez.
Abrazos,

el paseante

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