Plaza de Denia. Óleo sobre lienzo. José Ramón Carballo. 17-4-2018. |
Blog dedicado a reflejar mi trayectoria vital y mis reflexiones.
jueves, 19 de abril de 2018
miércoles, 18 de abril de 2018
Strangers in the night.
A
veces más que vivir extrañados en el mundo vivimos más bien extrañados de la
gente, de los demás, en realidad el mundo no nos extraña porque nos parece
natural, sin embargo la naturaleza humana es la menos natural de todas,
llegando a ser con frecuencia antinatural, supongo que esa antinaturalidad es
una perversión de la inteligencia que nos vuelve retorcidos y nos separa del
fluir natural de lo natural.
Nos
convertimos de esta manera en extraños en la noche según la canción de Sinatra,
deambulamos en un mundo de extraños que no nos producen sino extrañeza, Camus
lo retrató muy bien en su obra El extranjero, un hombre se siente extraño en
todas partes, de entrada uno no es así, son precisamente los comportamientos de
sus semejantes lo que le vuelven así, pero cabe preguntarse si en ese todo de los
demás está uno también incluido respecto a otros, los demás nos verán también
como extraños, eso yo creo que depende, yo no veo a todos los demás como
extraños, sí a la mayoría de los que conozco, pero no a unos cuantos, y si
conociera a más gente me pasaría igual, siempre un porcentaje se salva de ese
extrañamiento.
En
ocasiones también es cierto que gente que no te resulta extraña pasa a serlo y
viceversa, la gente se corrompe de extrañamiento y hay que decir que uno mismo
en ciertas etapas de su vida sufre como una epidemia de extrañamiento que se
extiende a los demás, no sé en qué medida si por culpa de los demás solamente o
si también por culpa de uno. El virus del extrañamiento como la gran plaga del
mundo moderno.
Está
claro en cualquier caso que el extrañamiento es un fenómeno de tal calibre que
los gobiernos deberían actuar sobre él, no sé bien de qué forma pero su parte
de responsabilidad tendrán al fomentar un estilo de vida, way of life que diría
Sinatra, que nada tiene que ver con uno mismo y mucho sí con formas de
alineación individual que llevan a la falta de comunicación, empatía y
solidaridad entre los demás.
jueves, 12 de abril de 2018
Pensamiento ultracongelado.
El
problema del pensamiento es el precedente, con el paso de los años nuestro
pensamiento se llena de precedentes, experiencias, lecciones, aprendizajes,
quedan grabados a fuego en el pensamiento, y es difícil romper con todo eso
porque la mente nos dice que es arriesgado no haber aprendido la lección y
obrar con arreglo a ello, romper la tendencia supone asumir un riesgo y produce
miedo.
El
problema principal es la tendencia expansiva o vocación universal de nuestro
pensamiento, el cual pasa la anécdota con frecuencia a la categoría del todo y
ahí viene el proceso de ultracongelación de la realidad desde la óptica de
nuestros pensamientos que inamovibles hacen que actuemos realmente como
autómatas programados, es precisamente la incapacidad de ir experimentando,
romper el hielo y probar nuevos enfoques lo que hace que no avancemos ni
individual ni globalmente, romper con el precedente no es fácil pero se
simplifica bastante el proceso de ruptura si analizamos con detalle las
peculiaridades de cada caso y no extendemos los pensamientos del pasado como
una mancha de aceite al presente y al futuro, algo que si bien de entrada es
más cómodo a la larga nos deja inmóviles, sin capacidad para afrontar nuevas
vivencias y proyectos, parece como si la vida con el paso de los años se fuera
adelgazando precisamente por ese factor pensamiento, dejar la mente en blanco
frente a las decisiones y la búsqueda de alternativas es difícil porque el
pensamiento nos educa y reeduca continuamente en base a las experiencias
pasadas cada vez más numerosas cuanta más edad tenemos, romper este círculo
maléfico hace que rejuvenezcamos y la vida resulte algo más variado, interesante
y lleno de posibilidades, y algo más lleno de sabiduría y vacío de miedos.
El
paseante
miércoles, 11 de abril de 2018
Pensamiento congelado.
Siempre
hemos estado atascados en algo, como país, como personas, el atasco viene a ser
el problema, el nudo, el callejón sin salida, y todo porque somos muy amigos de
absolutos, negro o blanco, arriba o abajo, izquierda o derecha, ponemos
etiquetas que más adelante van a comprometer nuestras decisiones, nos atamos a
través de opiniones y clichés, y ahí nos quedamos parados, el que esté libre de
culpa que tire la primera piedra, yo no lo estoy desde luego, ni en lo general
ni en lo particular.
Pero
no deja de ser poco lúcido ser así, y limita muchísimo las posibilidades,
alternativas, soluciones, enquistando los problemas y complicándolos aún más al
caer en posiciones numantinas irrenunciables y en bloqueos irresolubles.
Difícilmente
se sale de ahí fácilmente, el paso del tiempo es el que puede ir dando
soluciones pero no por uno mismo sino por el cambio de circunstancias, nos
cambia el entorno queramos o no, el entorno evoluciona y nos va haciendo
obsoletos, lo cual hace que nosotros nos transformemos igualmente, nos
descongela de prejuicios, pero tal vez cuando nuestra posición ya no es
relevante, entonces nos damos cuenta de cómo debimos actuar y no lo hicimos.
El
pensamiento se congela se vuelve inamovible y hace que no se salga del
atolladero, lo cual es perjudicial tanto individual como globalmente.
El
paseante